PERROTAGONISTAS

OLIVER

Oliver es el caso más duro y difícil de cuantos nos hemos encontrado en la protectora hasta el día de hoy, tanto que su caso nos hizo subir nuestro nivel profesional un punto más. 4 meses y medio duró su rehabilitación. Atrás dejó un tobillo roto, 1 mordisco en el gemelo, 3 mordiscos en manos y brazos, con visita al hospital incluída; dolores en dedos, hombros y cuello… y una larga lista de días frustrado y abatido por lo que parecía una pérdida de tiempo al ser infranqueable su mundo interior. Pero hoy puedo decir orgulloso que mereció la pena. Oli es un pastor belga malinois. Llegó a la protectora sin chip, con apenas un año de edad y en un estado psicológico lamentable.

Repleto de TOCs (trastornos obsesivos compulsivos), el estrés de la protectora potenció que fuese empeorando de manera exponencial hasta convertirse en un perro completamente inadoptable por lo imprevisible de sus reacciones. Rascar el suelo, saltar compulsivamente, perseguirse el rabo, sobreexcitación, dar vueltas, ataques por redireccionamiento… todo esto hacía que viviese en su propio mundo, dificultando su convivencia con el resto de individuos y trabajadores de la protectora. A esto se le unía la falta de descanso, pues pasaba las noches enteras dando vueltas por el patio sin dormir.

Pero un día decidimos seriamente intentar conectar con su parte más reptiliana (cognitiva), absolutamente inundada por la parte límbica (emocional). Y ese imposible lo logramos mediante el juego, redirigiendo esos impulsos descontrolados de agresión por frustración hacia un mordedor, creando así el vínculo y el respeto que jamás había tenido por el humano.

A partir de entonces comenzamos a incluir rutinas y estructuras efectivas que nos fue permitiendo moldear esa parte cerebral que se encontraba completamente desestructurada. Su evolución enseguida captó la atención de nuestra asociación amiga de Helfende Hände, en Alemania, quienes consiguieron al poco tiempo los primeros interesados en Oliver.

Tras mucho hablar sobre la idoneidad o no de cada candidato, fue una futura guía canina de la policía nacional austríaca quien se llevaría a nuestro perrazo. Ya solamente quedaría terminar de perfilar su tratamiento, ayudándole a aceptar el transportín que debería cobijarle durante las largas horas de viaje hasta llegar a su destino final.

Enseguida su nueva guía se enamoró de él, consiguiendo formar el binomio perfecto que le permitiría debutar en el CNP austríaco.

No obstante, una buena parte de su historia está aún por escribir…

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